infantil
La puerta tras el reloj de cuco
- Espero que no estés poniendo el pie donde yo pienso. – dijo la voz cálida de su madre – Acabamos de pintar la pared.
- Lo siento. – ella recobró la compostura adoptando una curiosa posición de firmes.
- Que no se repita. ¿Se puede saber qué demonios estabas haciendo?
- Aquí hay una puerta. – le dijo.
Lucía y su familia se habían mudado hacía unos días a aquella casa. Todo estaba lleno de cosas sorprendentes. Cuando no era una telaraña del tamaño de un sofá era la propietaria de la misma apareciendo bajo un mueble viejo. Y ahora aquella puerta.
- Pues si. ¡Umm! Ya le diré a tu padre que lo mire. No sé, no recuerdo a donde daba el plano.
La madre de Lucía intentó abrir la puerta.
- Parece que está atascada, habrá que desmontarla. Seguramente se ha oxidado el tirador. Bueno, misterio resuelto, - dijo sonriendo a su hija – a jugar a otra parte.
Lucía suspiró, a veces odiaba cómo todo lo fantástico y mágico que había creado su imaginación se desmoronaba como un castillo de naipes bajo el peso de la lógica realista de su madre.
FIN
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